sábado, 27 de octubre de 2012

Toni des Bar


Un buen amigo de mi querido Toni Fill es Toni des Bar. Ya comenté que en este valle casi todos se llaman Toni.  Toni des Bar tiene un bar con colmado en la carretera. El bar es austero, de los de barra de madera, mesas desperdigadas, luz blanca de neón, fotos enmarcadas de paisajes con colores desteñidos por los años, calendario con chica sexy, televisión encendida y chimenea con fuego si es que es invierno.
El colmado está tal y como lo debieron poner sus padres  al inaugurarlo hace muuuucho tiempo. Creo que más de un producto de las estanterías tiene la misma solera. No sé dónde comprará la mercancía pero allí he visto marcas que no he visto en ningún otro sitio. Aquí las llaman: Marcas "no t'hi fixis" (no te fijes).

  El horario del  establecimiento depende del día. “Depende” es una contestación muy habitual por aquí.  Ante algo así como “Hoy hace frío ¿verdad?”  la respuesta puede ser “Bueno… depende…” Al principio solía preguntar  “¿Depende de qué?” y las contestaciones eran de lo más variopintas, “Bueno… de si estás abrigado o no….”, “Bueno… a algunos ya les va bien el frío…” o incluso el mismo “Bueno… depende….” Así que ya me quedo satisfecha con cualquier “depende”  y no pregunto. Hasta yo me he pillado alguna vez soltando un “depende…”


Decía que el horario depende, y es que depende de si Toni des Bar está recogiendo algarrobas, o si ha bajado al pueblo a comprar, o si se ha ido a pescar, o si está tractorando, pero veo que eso no es un problema, porque mientras Toni des Bar tractora, todos sus clientes también están tractorando y  si ha ido a pescar, pues muchos  estarán en las mismas y si ha ido a comprar pues los demás o tractoran o pescan o han ido también a comprar. Llevan todos unos horarios y unas vidas muy iguales, así que ese “horario depende” le va bien a todo el mundo.

Abre muy pronto por las mañanas y allí todos toman sus cafés y sus copitas. Después igual cierra, depende. Abre de nuevo a la hora del aperitivo y toman todos sus cañitas y sus vinos. Después cierra, ahí no depende de nada, hay que comer y dormir la siesta. Por la tarde abre a las siete, u ocho, o nueve, depende de si todavía hace sol o si ya es invierno y es de noche. Entonces van llegando sus parroquianos a tomar sus copitas, sus combinados y a jugar a las cartas.  Por la noche suele ir alguna mujer, durante el día es raro verlas allí. Ellas juegan juntas a las cartas en una mesa y ellos en otra. Lo que no sé es si juegan a lo mismo.

Es un lugar muy curioso en todos los sentidos.  Al entrar te miran todos mucho y muy serios, será curiosidad. Sólo Toni des Bar sonríe de oreja a oreja. Él siempre sonríe y da charleta.
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Me gusta cuando de vuelta a casa paso por la carretera  y veo que está abierto. Me reconforta, no sé por qué. Siento que ya he llegado. Ellos a sus cosas y yo a las mías, pero todos en el mismo valle.

Toni des Bar es un hombre feliz. Al menos yo lo creo así. Nunca se lo he preguntado, pero todo se andará.  Aunque seguramente su respuesta sea “Bueno… depende…”.  

4 comentarios:

  1. Genial Susana!!! Me encantan tus posts. Tienen la veracidad de alguien que habla desde el corazón, escribe con el alma y mira con una sonrisa... La verdad es que no sé si te lo había dicho alguna vez pero escribes como los ángeles...ya estoy esperando el próximo!! Besitos
    Tita

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    1. Gracias, Tita. No sabes lo que agradezco lo que me dices. Me animan a escribir más.
      Un beso

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