lunes, 7 de mayo de 2012

Las rosas también se oxidan


El otro día entré en un blog de jardinería. 
En la mayoría de las conversaciones que allí se daban, siempre aparecía un tal Eduardo, que por cómo se expresaba me lo imaginé relativamente joven y aficionado a la jardinería,  aunque no jardinero profesional,  y una tal Estrella que, en cambio, me dio la sensación de ser una mujer mayorcita, también aficionada y de las que disfrutan con sus macetas. Eran conversaciones del 2007, 2008 y se notaba que llevaban tiempo participando y hablando entre ellos en el blog. Ambos escribían bien, sin faltas de ortografía y con una redacción buena. Cosa que no pasaba precisamente en los comentarios de muchos.

de mi rosal Puriña

En una de las entradas, Estrella preguntaba preocupada por las gardenias. Me interesó porque he intentado tener alguna en casa, más de una vez, y siempre se me mueren. De pronto leo una contestación de Eduardo diciendo “ Puta vieja !Dedícate a otra cosa!”  No daba crédito a lo que leía. Eduardo siempre era muy correcto en sus cometarios. Por supuesto, Estrella no se lo podía creer tampoco y contestaba asombrada “Eduardo ¿Qué dices?” De nuevo Eduardo escribe “Pesada !que eres una pesada!”  La pobre Estrella contesta “Eduardo, no te conozco, pero por el tiempo que hace que nos escribimos, te consideraba un amigo.” La siguiente contestación de Eduardo, por la fecha que aparece, es de un día después. “Estrella, por favor perdona. Todo eso no lo escribí yo. Créeme. Ayer di una fiesta en casa y dejé el ordenador encendido. Alguien debió de entrar y escribir eso. Créeme por favor”. No vi ninguna contestación más de Estrella.

Me resultó todo tan inesperado que me hizo pensar muchas cosas.

Creo la escusa de Eduardo. Es muy posible que eso pasara. Un amigo chorras que se toma unas copitas y se hace el gracioso. Aunque también es posible que Eduardo sea el chorras que se tomó las copitas.  
En cuanto a Estrella, qué puedo decir,  me dio una pena tremenda.  Imaginé su decepción. Pobre mujer. El blog de jardinería y sus macetas probablemente fueran sus ratitos de desconexión del día a día. Su momento. 
Me quedé tristísima por los dos.

Continué leyendo sobre plantas y esquejes, abonos y fertilizantes,  podas y trucos, y de pronto encontré una frase a mitad de un texto que me pareció de lo más poética “Las rosas también se oxidan” y pensé; Como algunas amistades. Como la relación de Eduardo y Estrella.