De vez en cuando, a veces, siento melancolía o busco
sentirla. Entonces me voy a mi niñez.
Aparezco en la puerta del jardín de delante. Estoy subida al
travesaño, con los pies metidos entre las tabillas verticales de madera pintada
de blanco. Con una mano me empujo para ir hacia atrás y bajando un pie al
suelo, me empujo hacia delante. Si me
impulso con fuerza, la espalda me choca contra la hiedra. Me hace cosquillas y
me gusta el olor. Voy y vengo, con la
mente en algún sueño e inventándome canciones.
Hace sol. Es mediodía. Me llama mamá, pero me hago la remolona. Sé que debo entrar a
poner la mesa. Me gusta ponerla y la pongo muy bien, pero jo, estoy tan a
gusto…
Dentro es un no parar de gente. Todos hablan, todos ríen,
todos se mueven, hay música de fondo. La cocina está llena de cacharros,
cacerolas, ruido, sol y olor a comida recién hecha.
El comedor está más tranquilo. El reloj de cuco me mira y me
mete prisa. ¡En cuanto la aguja larga suba un poco más, van a ser las tres! Pero
sé que hoy no hay prisa. Es sábado y papá llegó hace rato con los periódicos y
una tarta de queso. En la sobremesa
usaremos el cordel blanco de la pastelería para hacer mil y un trucos. Me
encanta cuando lo ata a una cuchara sopera y al chocarla contra la mesa escucho
las campanadas de una iglesia. Me gusta tanto
verle feliz, sin prisa. Verle sonreír con esa boca tan grande. Me gustan sus dientes. Esos dientes que
cepilla después de cada comida.
“Mamá, ¿Qué mantel pongo?”
Dice que lo elija yo.
Sonrío.
Están perfectamente doblados y planchados y huelen tan
bien… Los miro y los miro, levantándolos
un poco, con los dedos, para no estropear la torre. Me los sé de memoria, pero
si no los veo uno a uno, no sé elegir. Hoy pondré el ovalado de flores en tonos
pastel. El color verde de las hojas y
del ribete me devuelve al jardín.
Lo más complicado, siempre, es saber cuántos somos hoy. No paran de moverse. Debí contarlos cuando entraban por la puerta
del jardín, pero jo, estaba tan a gusto…
Escribes muy bien... :)
ResponderEliminarEl artículo es precioso.
Gracias por este blog. Un beso.
Que sean muchos días.
ResponderEliminarBeso.
Elena, has estrenado el Blog. Gracias.
ResponderEliminarQue sean muchos días, Curro. :)
ResponderEliminarUn beso inmenso.
Como siempre, cercana, íntima... tienes ese don de transportar a los que te leemos allá donde tu estas!!! Mucha suerte en esta bitácora.. Nosotras te acompañaremos en este camino....Un besazo Susana!!
ResponderEliminarGracias por lo que dices, IF.
ResponderEliminarSabes que soy fan vuestra.
Un beso a las dos.
L'altre dia feren "55 dias en Pequin" i vaig recordar la conversa sobre ton pare. Em sembla magnífic que intentes escriure i molt Intel.ligent la promesa que ta mare et va treure. Esperarem mes intervencions... (no puc posar accents) Besets.
ResponderEliminarGracias, Evita. Iré colgando cosillas. La verdad es que me alegro de que me hiciera prometer eso. Ha sido un empujón.
ResponderEliminarUn beso, niña.
yo siempre preguntaba a mamá: " pongo platos hondos o lisos ?" si decía hondos, yo sabía que tenía que poner cucharas sopera.
ResponderEliminarAnimo, suspro.