Un buen amigo de mi querido Toni Fill es Toni des Bar. Ya
comenté que en este valle casi todos se llaman Toni. Toni des Bar tiene un bar con colmado en la
carretera. El bar es austero, de los de barra de madera, mesas desperdigadas,
luz blanca de neón, fotos enmarcadas de paisajes con colores desteñidos por los
años, calendario con chica sexy, televisión encendida y chimenea con fuego si
es que es invierno.
El colmado está tal y como lo debieron poner sus padres al inaugurarlo hace muuuucho tiempo. Creo que más de un producto de las estanterías
tiene la misma solera. No sé dónde comprará la mercancía pero allí he visto
marcas que no he visto en ningún otro sitio. Aquí las llaman: Marcas "no t'hi fixis" (no te fijes).
Decía que el horario depende, y es que depende de si Toni
des Bar está recogiendo algarrobas, o si ha bajado al pueblo a comprar, o si se
ha ido a pescar, o si está tractorando, pero veo que eso no es un problema, porque
mientras Toni des Bar tractora, todos sus clientes también están tractorando
y si ha ido a pescar, pues muchos estarán en las mismas y si ha ido a comprar
pues los demás o tractoran o pescan o han ido también a comprar. Llevan todos
unos horarios y unas vidas muy iguales, así que ese “horario depende” le va
bien a todo el mundo.
Abre muy pronto por las mañanas y allí todos toman sus cafés
y sus copitas. Después igual cierra, depende. Abre de nuevo a la hora del
aperitivo y toman todos sus cañitas y sus vinos. Después cierra, ahí no depende
de nada, hay que comer y dormir la siesta. Por la tarde abre a las siete, u ocho, o nueve, depende de si todavía hace sol o si ya es invierno y es de noche.
Entonces van llegando sus parroquianos a tomar sus copitas, sus combinados y a
jugar a las cartas. Por la noche suele
ir alguna mujer, durante el día es raro verlas allí. Ellas juegan juntas a las cartas en una
mesa y ellos en otra. Lo que no sé es si juegan a lo mismo.
Es un lugar muy curioso en todos los sentidos. Al entrar te miran todos mucho y muy serios,
será curiosidad. Sólo Toni des Bar sonríe de oreja a oreja. Él siempre
sonríe y da charleta.
.
Me gusta cuando de vuelta a casa paso por la carretera y veo que está abierto. Me reconforta, no sé
por qué. Siento que ya he llegado. Ellos a sus cosas y yo a las mías, pero
todos en el mismo valle.
Toni des Bar es un hombre feliz. Al menos yo lo creo así. Nunca
se lo he preguntado, pero todo se andará.
Aunque seguramente su respuesta sea “Bueno… depende…”.
Genial Susana!!! Me encantan tus posts. Tienen la veracidad de alguien que habla desde el corazón, escribe con el alma y mira con una sonrisa... La verdad es que no sé si te lo había dicho alguna vez pero escribes como los ángeles...ya estoy esperando el próximo!! Besitos
ResponderEliminarTita
Gracias, Tita. No sabes lo que agradezco lo que me dices. Me animan a escribir más.
EliminarUn beso
Me encanta!!!!
ResponderEliminarOh! gracias.
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