Una mañana, después de una
discusión ni más ni menos importante, ni más ni menos desagradable que
cualquiera de las miles que eran habituales en el departamento donde trabajaba
desde hacía unos doce años, recogí algunas de mis cosas y salí por la puerta de
aquel nuevo edificio que la empresa había estrenado con ínfulas de nuevo rico. Sin echar la vista atrás, dije “Adiós, no pienso volver”.
Nunca volví.
Resultó ser un 8 de Marzo “Día de la Mujer
Trabajadora”. Ironías de la vida.
Desde entonces soy ama de casa. No tengo día libre, ni
puentes, ni vacaciones pagadas, ni baja por enfermedad. Aquí no hay hora de entrada ni de salida. Tampoco
tengo a nadie que me mande, ni que me humille, ni que abuse de su poder, ni
que me exija nada.
Ahora organizo el día a mi gusto, a mi ritmo.
Ahora incluso me dan las gracias por las cosas que hago, me
felicitan, tienen en cuenta mi labor.
He ganado en libertad, en salud, en tranquilidad y en
felicidad.
Eso sí, desde que no trabajo, no paro de trabajar!
(Éste texto va dedicado a toda esa gente mediocre que
por tener un despacho y una tarjeta de
visita en la que pone “director” quieren hacer creer que son algo, que son
alguien. Digo “quieren hacer creer” porque ellos saben perfectamente la poca
cosa que son.)
Que bien escribes Susana....
ResponderEliminarJesus Merelo.
Tú que me quieres!
ResponderEliminarPero qué bueno!!!!
ResponderEliminarEs todo verídico. Y no tractoro mal... :)
ResponderEliminarCuentas las cosas bien y cuentas cosas buenas. Pronto hará un año que yo hice lo mismo y tú fuiste una musa en mi manumisión. Inspiras, Susana, y sólo cosas buenas.
ResponderEliminarNo puedo estar más de acuerdo. El que tenga tarjeta, título y se saque a si mismo en todas las fotos de famosos para darse una proyección de personaje socialmente triunfador, dice solamente que su vida es tan triste como su peinado (y tan inocuo como su bigote).
ResponderEliminarEnhorabuana y feliz aniversario!
Chris. xx
A ti también te veo felíz, Rebecca. Creo que tú también has ganado .
ResponderEliminarChris, no sólo había un mediocre. Había varios. Eso enloquece más.
Un aplauso por tu nuevo blog, otro por la entrada, y otro, este más grande y eufórico, por ti
ResponderEliminar¡Y encima el tractor es amarillo! El post no te puede haber quedado más redondo.
ResponderEliminarUy! es verdad, Andreu. Ni hecho aposta :)
ResponderEliminarUntaltoni, muchas gracias. You know what I'm talking about...
Lo diré otra vez: qué bien escribes, Susana.
ResponderEliminarY cómo te admiro por haber tenido el valor de dejarlo todo en vistas a una vida más agradecida.
Quisiera poder hacerlo algún día pero no creo que sea factible...
Way to go!!!!!
Y a mí me encanta verte así de contenta subida al tractor!!!
ResponderEliminar